Para comenzar, intentaremos comprender el título: en otras palabras, ¿qué son las narrativas transmediáticas?
Jenkins las define como las "historias que
comienzan en un medio y se expanden a lo largo y a lo ancho de la
ecología mediática. Este proceso expansivo se incrementa cuando los
consumidores entran en el juego y lo expanden aún más con producciones
propias, que terminan alimentando las redes sociales y webs
colaborativas como YouTube o Vimeo". (Scolari, 2011). Un ejemplo muy actual (y muy en boga) podría ser Game of Thrones, la conocida serie televisiva basada en una saga editorial, que se ha ido bifurcando en
videojuegos, páginas web, blogs y otras yerbas virtuales.
Ahora bien, ¿por qué transmedia y no multimedia? ¿Recuerdan la (ya vieja) Enciclopedia Encarta, que por poco proponía la salvación de nuestras vidas a través de gráficos mezclados con sonido? Pues bien, eso era multimedia. El nuevo concepto remite a un espectador que "adquiere un rol activo en la búsqueda de
recursos dispersos, en la navegación por múltiples plataformas, en la
selección de material relevante y válido. Están en juego las capacidades
de búsqueda, evaluación e integración de información dispersa." (Scolari, 2011).
Queda clara la diferencia con el CD-Rom, inalterable e inalcanzable. Hoy en día, las historias más significativas tienden a "fluir a través de diversas plataformas multimedia." (Jenkins et al., 2006) Podríamos citar, para dar otro caso, una de mis películas preferidas, The Matrix (1999). Relacionada con la filosofía budista y la estética del comic, distopía que nos llama la atención sobre el peligro que podría entrañar el mal uso de ciertas herramientas tecnológicas (y su reproducción), ha dado pie a diversos juegos online, grupos virtuales, infinidad de blogs, animaciones; es decir, toda una "cinema-centered transmedia storytelling". (Transmedia storytelling)
Aclarado ya el concepto presentado, pasamos al interrogante en el título ¿Habremos dado con una nueva forma de narrar? ¿Una manera que mide el éxito, no tanto en la calidad de la escritura sino más bien en la cantidad de estructuras textuales complejas que se produzcan (algo que podríamos plantear en el éxito editorial Harry Potter)? ¿O simplemente se trata de una innovación que caerá en desuso, al estilo de aquellos viejos libros de la colección Conoce tu propia aventura?
Evidentemente, no podemos quedarnos quietos. Investigamos, producimos, criticamos, reproducimos y a veces, lamentablemente, destruimos. Que la brújula de las nuevas tecnologías nos permita vislumbrar un horizonte de producción creativa.
En definitiva, si se tratara de una innovación que cayese en desuso, ¿qué diferencia habría con tantas otras innovaciones que fueron eso en su época y ya, no más? Por eso...
ResponderEliminarNo destruyamos; sigamos investigando, recreando, reproduciendo...No me queda claro qué entendemos por "estructuras textuales".
Saludos y gracias
Antes que nada, gracias por leer y comentar.
ResponderEliminarMi idea jamás es destruir, sí criticar porque está en mis venas... una tendencia que no logro calmar!
Que esta innovación resulta rica, interesante (y lucrativa, no lo neguemos) está más allá de toda discusión. Mi idea está reproducida en la oración final: a seguir produciendo.
Las estructuras textuales refieren a un concepto tan complejo que mezcla géneros, tipos textuales, superestructuras textuales... Tal vez para una próxima entrada!
Nuevamente, gracias a vos.