miércoles, 25 de abril de 2012

Twitter: una herramienta para el aula del futuro


¿Cuántos somos los que rechazamos Twitter la primera vez que vimos o investigamos esta red? 
Muchos, me imagino. De hecho, recuerdo cuando abrí mi cuenta hace aproximadamente un año: duré verdaderamente sólo un día. Si bien me di cuenta de que era una plataforma muy efectiva de distribución y canalización de información, un sistema útil para compartir enlaces, información y/o noticias de manera instantánea, no pude soportar verme "reprimida" a escribir y compartir mis emociones e impresiones en tan sólo 140 caracteres.
Ahora bien, de cara al curso e investigando un poco sobre las posibles causas de mi rechazo (algo que, reconozco, suelo sentir cada vez que me encuentro ante una nueva herramienta informática), llegué a leer el blog de Howard Rheingold, un crítico referente de la cultura digital que expone algunas razones relevantes para usar Twitter. Entre otras, la inmediatez de las actualizaciones de información, el enorme abanico de temáticas y de públicos, la asimetría que permite al usuario relacionarse con sus contactos / seguidores según intereses propios, sin la obligación de seguir al seguidor, la posibilidad de que emerjan comunidades, etc.
Entonces, llegué a la conclusión de que verdaderamente podría valerme de semejante herramienta para el aula. Crear distintos grupos de alumnos, organizarlos según las comisiones e intereses, avisarles qué temas deben ir revisando, cuáles materiales deberían conseguir, qué libros leer... 
Y no sólo eso. No deberíamos caer en los clásicos prejuicios acerca de las infinitas posibilidades que plantean las herramientas informáticas en el aula:


Twitter nos permite reflexionar a través de consignas creativas, como por ejemplo pensar qué podría haber twitteado Cortázar a la hora de publicar Rayuela o cuando se le ocurrió semejante revolución literaria; cómo nos referiría García Márquez la vida de la "familia de locos" que protagoniza Cien años de soledad; desafiar a los alumnos a que resuman una novela de Almudena Grandes en 140 caracteres; armar un debate acerca de los tópicos que recorren la obra de Federico García Lorca... La lista es infinita. Y se adecúa perfectamente a los propósitos que podríamos tener en cuenta a la hora de valernos de la Web 2.0 en el aula.
Que la escuela - nodo ha dejado atrás al tipo de clase convencional es una realidad. Que los docentes debemos estar a la altura de las circunstancias, una exigencia y una necesidad de estos tiempos. Que nos podemos entretener mucho haciéndolo, una gran verdad. Por suerte.

martes, 17 de abril de 2012

Las narrativas transmediáticas: ¿el boom literario del futuro?

Para comenzar, intentaremos comprender el título: en otras palabras, ¿qué son las narrativas transmediáticas?
Jenkins las define como las "historias que comienzan en un medio y se expanden a lo largo y a lo ancho de la ecología mediática. Este proceso expansivo se incrementa cuando los consumidores entran en el juego y lo expanden aún más con producciones propias, que terminan alimentando las redes sociales y webs colaborativas como YouTube o Vimeo". (Scolari, 2011). Un ejemplo muy actual (y muy en boga) podría ser Game of Thrones, la conocida serie televisiva basada en una saga editorial, que se ha ido bifurcando en videojuegos, páginas web, blogs y otras yerbas virtuales.
Ahora bien, ¿por qué transmedia y no multimedia? ¿Recuerdan la (ya vieja) Enciclopedia Encarta, que por poco proponía la salvación de nuestras vidas a través de gráficos mezclados con sonido? Pues bien, eso era multimedia. El nuevo concepto remite a un espectador que "adquiere un rol activo en la búsqueda de recursos dispersos, en la navegación por múltiples plataformas, en la selección de material relevante y válido. Están en juego las capacidades de búsqueda, evaluación e integración de información dispersa." (Scolari, 2011). 
Queda clara la diferencia con el CD-Rom, inalterable e inalcanzable. Hoy en día, las historias más significativas tienden a "fluir a través de diversas plataformas multimedia." (Jenkins et al., 2006) Podríamos citar, para dar otro caso, una de mis películas preferidas, The Matrix (1999). Relacionada con la filosofía budista y la estética del comic, distopía que nos llama la atención sobre el peligro que podría entrañar el mal uso de ciertas herramientas tecnológicas (y su reproducción), ha dado pie a diversos juegos online, grupos virtuales, infinidad de blogs, animaciones; es decir, toda una "cinema-centered transmedia storytelling". (Transmedia storytelling)
Aclarado ya el concepto presentado, pasamos al interrogante en el título ¿Habremos dado con una nueva forma de narrar? ¿Una manera que mide el éxito, no tanto en la calidad de la escritura sino más bien en la cantidad de estructuras textuales complejas que se produzcan (algo que podríamos plantear en el éxito editorial Harry Potter)? ¿O simplemente se trata de una innovación que caerá en desuso, al estilo de aquellos viejos libros de la colección Conoce tu propia aventura?
Evidentemente, no podemos quedarnos quietos. Investigamos, producimos, criticamos, reproducimos y a veces, lamentablemente, destruimos. Que la brújula de las nuevas tecnologías nos permita vislumbrar un horizonte de producción creativa.