¿Cuántos somos los que rechazamos Twitter la primera vez que vimos o investigamos esta red?
Muchos, me imagino. De hecho, recuerdo cuando abrí mi cuenta hace aproximadamente un año: duré verdaderamente sólo un día. Si bien me di cuenta de que era una plataforma muy efectiva de distribución y canalización de información, un sistema útil para compartir enlaces, información y/o noticias de manera instantánea, no pude soportar verme "reprimida" a escribir y compartir mis emociones e impresiones en tan sólo 140 caracteres.
Ahora bien, de cara al curso e investigando un poco sobre las posibles causas de mi rechazo (algo que, reconozco, suelo sentir cada vez que me encuentro ante una nueva herramienta informática), llegué a leer el blog de Howard Rheingold, un crítico referente de la cultura digital que expone algunas razones relevantes para usar Twitter. Entre otras, la inmediatez de las actualizaciones de información, el enorme abanico de temáticas y de públicos, la asimetría que permite al usuario relacionarse con sus contactos / seguidores según intereses propios, sin la obligación de seguir al seguidor, la posibilidad de que emerjan comunidades, etc.
Entonces, llegué a la conclusión de que verdaderamente podría valerme de semejante herramienta para el aula. Crear distintos grupos de alumnos, organizarlos según las comisiones e intereses, avisarles qué temas deben ir revisando, cuáles materiales deberían conseguir, qué libros leer...
Y no sólo eso. No deberíamos caer en los clásicos prejuicios acerca de las infinitas posibilidades que plantean las herramientas informáticas en el aula:
Twitter nos permite reflexionar a través de consignas creativas, como por ejemplo pensar qué podría haber twitteado Cortázar a la hora de publicar Rayuela
o cuando se le ocurrió semejante revolución literaria; cómo nos referiría García
Márquez la vida de la "familia de locos" que protagoniza Cien años de soledad;
desafiar a los alumnos a que resuman una novela de Almudena Grandes en 140
caracteres; armar un debate acerca de los tópicos que
recorren la obra de Federico García Lorca... La lista es infinita. Y se adecúa perfectamente a los propósitos que podríamos tener en cuenta a la hora de valernos de la Web 2.0 en el aula.
Que la escuela - nodo ha dejado atrás al tipo de clase convencional es una realidad. Que los docentes debemos estar a la altura de las circunstancias, una exigencia y una necesidad de estos tiempos. Que nos podemos entretener mucho haciéndolo, una gran verdad. Por suerte.